dissabte, 12 de gener del 2013

Ni el final del túnel, ni el fondo del pozo...


Acaba de arrancar 2013 y me quedo con dos imágenes de estas dos semanas que, me parece, son un buen prefacio de la novela que, socialmente, podemos esperar de este nuevo año. La primera: el día 9, apenas tres días después de que llegaran los únicos reyes que me parecen creíbles, en sede parlamentaria: PSOE, UGT y CC.OO (y por ende, las más de 200 entidades de la cumbre social) acordaron que se exigirán al gobierno las condiciones anteriores al recorte sufrido el pasado mes de agosto. Lástima que esa clarividencia del PSOE no estuviera presente cuando se iniciaron estas políticas, por las que ahora el PP está transitando. Creo que el mejor favor que se puede hacer al giro hacía las políticas de izquierdas del PSOE es explicárselo con la movilización en las calles y con los votos, cuando toque, hacía otras opciones de izquierdas más creíbles (que no faltan), según trayectoria y propuestas. La receta también vale que para romper el fraude democrático del Gobierno y defender el Estado de Bienestar: tres por uno.

Sin duda, hay alternativas mucho más democráticas (o, simplemente, democráticas) y ya se han puesto sobre la mesa del Gobierno. Las políticas neoliberales de ajuste económico deben ser sustituidas de forma urgente por exactamente lo contrario: otros caminos que tienen que ver con la equidad fiscal, la justicia social, otro modelo productivo más sostenible y menos especulativo y, con carácter inmediato, la implementación de políticas destinadas a fomentar el desarrollo económico y la creación de empleo, que nada tienen que ver con destruir el estado de bienestar y desregular derechos sociales y laborales. Se trata de un simple debate democrático muy fácil de entender: poner la economía al servicio de la ciudadanía y no al revés. Los últimos años son la prueba más axiomática de que, sin estos parámetros, ni se puede reducir el déficit, ni mucho menos garantizar unos mínimos de bienestar social. 

Por este camino no existe ni el final del túnel, ni el fondo del pozo, y una buena prueba de ello es la segunda imagen sobre la que quiero escribir. Me ha llegado a través de una excelente entrevista del diario digital Público, cuya lectura, sin duda alguna, aconsejo (1). Más allá de ser un gran trabajo periodístico (por muchos motivos) y una  entrevista con mayúsculas (no como otras que últimamente nos regalan en la televisión del Gobierno), es un tremendo chute de realidad para abrir los ojos: tras casi dos meses, desde que lo detuviesen en la pasada huelga general del 14-N y lo encarcelasen bajo el régimen FIES 5 (el más severo, aplicado a terroristas o narcotraficantes), Alfon ya está en libertad. Tras leer algunos párrafos del testimonio del joven, tengo la sensación de hacerlo sobre el Madrid de inicios de los setenta. La dictadura de los mercados y el viejo fascismo tienen distinto sastre, pero, sin duda, la misma alma.

Me temo que al Gobierno todas las consideraciones y reflexiones de este tipo le traen el pairo, por muy fundamentadas y justificadas que estén, y no tiene absolutamente  ninguna intención de bajase de su carro. La pelota sigue en nuestro tarjado, y va a estarlo mucho tiempo… Con semejante panorama, sería muy aconsejable desperezase socialmente y practicar los sanos ejercicios de la reflexión y la movilización. Si no lo hacemos, es muy posible que lo acabemos pagando con muchos intereses. El año empezó como acabó el anterior, y ante la urgencia -y la injusticia- social, lo que no vale para nada es quedarse en casa -o en el bar- y no hacer absolutamente nada más allá de la tertulia infecunda. A lo largo del año no van a faltar oportunidades para expresar el más que justificado cabreo social y ponerlo al servicio de mayoría de la ciudadanía que es la que, al fin y al cabo, lo padece.    

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NOTAS:

(1) http://www.publico.es/448733/alfon-el-miedo-va-a-cambiar-de-bando

1 comentari:

  1. Estoy de acuerdo contigo, Pablo. Este país necesita otras alternativas a las habidas en los últimos años y en especial a la actual, heredera como ninguna otra de la época en la que los derechos de los ciudadanos trabajadores fueron violentados y cuando algunos de ellos fueron repuestos, es extraño decirlo, Rajoy y sus secuaces están volviéndolos a destruir amparándose en unos votos que son sólo de los seguidores suyos que se afanan en perseguir siempre lo peor para la clase trabajadora, ya sean de afortunadas familias o de estómagos agradecidos y traidores. La pena es que aún no vislumbramos a ningún líder o pensador de izquierdas joven y con carisma para desbancar del poder a estos fachas conservadores.

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